La mujer de la cabeza de piedra supo que hablaba con la mujer del dependiente.
— ¿Quién es usted?
— Verá —la mujer del dependiente dudó un instante— esto no es fácil para mí...
— ¿Ha encontrado mi nombre en el bolsillo de su marido?
La mujer del dependiente se sintió tristemente aliviada.
— Sí, escrito en un papelito azul claro con una letra redonda, muy bonita.
La mujer del dependiente aún estuvo un rato dándole detalles sobre la nota.
— Reconozco la nota, al que no recuerdo es a su marido.
La mujer dudó, a pesar de que la voz de Matilde era cálida y la invitaba a contarle todo.
— ¿No recuerda a mi marido?
— Quizás no merezca ser recordado.
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