jueves

Las nubes que cruzan el cielo

No es tan difícil, como pueda parecer, para la mujer de la cabeza de piedra dejar volar su imaginación. 

Con las nubes que cruzan el cielo, por ejemplo, es capaz de imaginar barcos de vela, castillos hinchables, tigres fieros y leones poderosos. 

No puede, eso sí, recrear ni gatos ni ositos de peluche.

miércoles

La alegría de von Biberach (II)

Vivo y no sé cuánto tiempo,
moriré y no sé cuándo,
voy y no sé dónde,
me pregunto si soy feliz.


Martinus von Biberach 

martes

El nombre falso

Cuando me preguntó cómo me llamaba mentí. Lo hice a toda prisa, me inventé un nuevo apellido sin vacilar: Davidsen. Me convertí en Iris Davidsen. 

Lo hice para defenderme, para protegerme de un peligro amorfo, pero el nombre falso acabó por obsesionarme; me llevó a otro lugar, me hizo perder el rumbo y alteró extrañamente todo mi mundo durante un tiempo. 

Cuando ahora pienso en ello, veo en esa mentira el inicio de todo, una especie de puerta a mi inestabilidad.

Siri Hustvedt, Los ojos vendados

domingo

Hacer daño

A veces, muchas veces, hizo daño a los demás con su cabeza de piedra. 

La mujer de la cabeza de piedra no podía hacer cosas normales sin hacer daño. 

Pocos estaban dispuestos, por ejemplo, a ser besados, lamidos o chupados por la mujer de la cabeza de piedra.

Sentirlo no valía de nada.


sábado

Los peores

La muchacha de la cabeza de piedra conoció a lo largo de su vida a otras personas con piedras en su cuerpo o en su alma. 


Conoció a muchos con piedras en los pies, estos a menudo eran graciosos e irritantes. También eran comunes los que tenían piedras en el estómago, gente por lo común de reacciones lentas y melancólicas aunque dados a la ira. 


Por último conoció a algunos con piedras en los genitales, a estos los conoció bien a pesar de que, sin duda, eran los peores.


viernes

La alegría de Von Biberach

Sobrevivimos milagrosamente a causa de circunstancias azarosas. 


Tanto como la foto que me mostró hace dos días mi hermana de una fiesta en un pueblo catalán donde se reunieron dos familias a causa de una boda. Allí se conocieron mis abuelos maternos. Si no se hubiera dado esta fiesta, yo no existiría. 


Surgimos absurdamente y si seguimos con vida es porque o no hemos conseguido quitárnosla, o porque no nos la han quitado o porque hemos logrado encontrar la alegría de Von Biberach o de Kafka.


Enrique Vila-Matas: Soy el que se desconoce por Fernando del Val

jueves

Zapatos de domingo

El silencio de la casa enlutada sólo es roto por los pasos del cabeza de familia, un ruido característico, de zapatos nuevos, de zapatos de domingo.

Françoise Truffaut, Las películas de mi vida (La blancura de Carl Dreyer)

miércoles

Los demás

La mujer de la cabeza de piedra no podía entender por qué si ya no tenía esperanza seguía teniendo tanto miedo.


La reina, desde su trono de mujer confiada le preguntó de qué tenía miedo si su cabeza era dura, fuerte, persistente.


— Tengo miedo de ser dura, fuerte, persistente, y terror de los demás.


martes

Los poetas

Quemar contenedores o escribir poesías en pasos de cebra, no sé qué será más peligroso para el sistema, pero lo que sí sé es que los poetas no sirven para nada.

Ignatius

lunes

Cuento para una niña de piedra

Hubo una reina que tenía una doncella. La doncella tenía la cabeza de piedra, aunque se peinaba de tal manera que nadie se diera cuenta.

La doncella siempre se alejaba de los hombres porque temía que alguno descubriera lo de su cabeza. Sólo la reina sabía que su doncella usaba peluca.

La peluca tapaba la piedra y el musgo que crecía sobre ella.

domingo

Papeles dobles

Sus mejores papeles fueron papeles dobles: Boudú es a la vez un vagabundo y un niño que descubre la vida, el papa Jules de L'Atalante es al mismo tiempo un marinero frustrado y un coleccionista refinado, el gran burgués Irwin Molyneux de Drole de drame escribe a escondidas novelas sangrientas y, volviendo a Jean Renoir, el Maurice Legrand de La chienne es un cajero sumiso y, sin saberlo, un gran pintor.


Françoise Truffaut, Las películas de mi vida (Sobre el actor Michel Simon)

sábado

Neolítico

En aquella época no sabía si era víctima o verdugo, sólo tenía la certeza de la piedra.


Era el tiempo de la piedra.


Una edad que no pasaba porque ya había sido y había vuelto. 


viernes

La revolución

Una persona aburrida es una persona peligrosa, una persona aburrida a fuerza de tener tanto tiempo a su disposición es incluso capaz de llegarse a conocer a sí misma.

Una sociedad solo puede funcionar bien con un número limitado de personas que se conozcan a sí mismas porque una persona aburrida crea sus propias reglas y se sale de esa puta rueda.

Aburrirse es la revolución.

Ignatius

jueves

La paciencia de los muertos

He vivido en casas con goteras. He dormido escuchando el silbido de la gota al atravesar el aire desde las honduras del techo y he sentido su impacto sobre mi sien. 

Y me he hecho el muerto para hacerle ver a la gota que no me molestaba, para comprobar si de ese modo desistía de caer. Pero tal es el destino de las gotas: el de caer, como el del pobre es recibirlas con paciencia. 

[ … ] Por eso, en los días de lluvia pienso en los féretros con goteras y en la paciencia de los muertos (y de las muertas, que el genérico no siempre alcanza), tan aseados y aseadas, a lo mejor con el traje con el que se casaron o con el que se divorciaron, y con los zapatos relucientes como el charol.

Juna José Millás, Esa gota cabrona

martes

Coles hervidas

¿Quién nos manda ser yo? ¿Qué necesidad tenemos de ser yo todo el rato? Ser yo todo el rato es como una condena a cadena perpetua. 

Como vivir en una habitación con una ventana única que da siempre al mismo paisaje interior, de donde sale un olor a coles hervidas.

Juan José Millás, El bulto en la ingle

domingo

sábado

viernes

Conceptos básicos

No hay realidad hasta que el punto de vista no lo inaugura.


(Concepto básico de la Mecánica Cuántica)