No es tan difícil, como pueda parecer, para la mujer de la cabeza de piedra dejar volar su imaginación.
Con las nubes que cruzan el cielo, por ejemplo, es capaz de imaginar barcos de vela, castillos hinchables, tigres fieros y leones poderosos.
No puede, eso sí, recrear ni gatos ni ositos de peluche.
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