viernes

Cuando no sé qué pedir

He dormido mal. Probablemente por el cambio de medicación, o quizás porque tengo qué hacer algo que no me atrevo y ese algo me produce mucha ansiedad.


A las cinco ya estaba despierta, oí un gato en la oscuridad, me levanté, llegué hasta la puerta de la calle y puse el oído, nada. Salí al descansillo, oscuridad, nada.


A las seis y media ya estaba arriba, me puse el mismo vestido de ayer, las sandalias y salí de casa, aún no había amanecido y la temperatura era baja. Hacía frío y volví. En el portal me crucé con un vecino de cara adusta, con traje, olía a colonia fresca, me gustó, me saludó sin sonreír, yo le sonreí también, por la colonia.


Aspiré su olor en el ascensor.


Desayuné mirando por la ventana, un huevo frito y una taza de café. Me gusta ver como se hace el huevo en la sartén, pensé que no hay dos iguales y también pensé que soy gilipollas.


Me quedé dormida en el sofá leyendo unos poemas de un fraile. Me sentó genial ese sueñecito.


Cuando desperté ya había amanecido. Me hice una coleta y salí de casa con el vestido arrugado. Entré en una cafetería donde todos los clientes desayunaban, yo pedí una copa de coñac.


¿Por qué pediste una copa de coñac a esas horas?
¿Cómo a esas horas?
Sí, tan temprano.
¿No se puede pedir una copa de coñac a las ocho de la mañana?
Sí se puede, aunque no se suele hacer.
Puede ser, no sé.
¿No sabes por qué la pediste?´
Pido coñac cuando no sé qué pedir.


jueves

Voluntad

La mujer de la cabeza de piedra nunca supo besar. 

No tener labios no debía de ser un problema importante si se tiene voluntad.

La mujer de la cabeza de piedra tardó muchos años y muchos amantes en darse cuenta de que no tenía voluntad.

martes

Los peores

La mujer de la cabeza de piedra conoció a lo largo de su vida a otras personas con piedras en su cuerpo o en su alma. 


Conoció a muchos con piedras en los pies, estos a menudo eran graciosos e irritantes. También eran comunes los que tenían piedras en el estómago, gente por lo común de reacciones lentas y melancólicas aunque dados a la ira. 


Por último conoció a algunos con piedras en los genitales, a estos los conoció bien a pesar de que, sin duda, eran los peores.

lunes

Lo sublime

Kant considera que es sublime aquello que por su grandeza produce en nosotros un terror tal que paraliza nuestros sentidos y que, solo nuestra razón es capaz de afrontar.


martes

Un pensamiento

No es raro que muchas esposas sospechen de la mujer de la cabeza de piedra. Su imagen se les mete en la cabeza como un trozo de carbonilla en el ojo. Su recuerdo parece esculpir dentro de su pensamiento.

Es más que celos, o menos. La mujer de la cabeza de piedra pasa de anécdota a preocupación y de amenaza a obsesión en la triste  imaginación de las esposas. 

Lo que casi siempre acaba en caos no es más, en su origen, que un pensamiento demasiado pesado para llevarlo encima.


jueves

Una piedra con siete vidas

La mujer de la cabeza de piedra no es un gato, no tiene por tanto siete vidas. 

Puede sobrevivir largo tiempo a la erosión, pero de forma imperceptible su cabeza se va reduciendo hasta convertirse en arena de playa.

Cuando esto ocurre, la mujer de la cabeza de piedra pasa a ser la mujer de la cabeza de arena.

domingo

Olvido













Pier Matteo d' Amelia era un artista cercano a la familia Geraldini de Amelia. El papa Sixto IV se alojó en el Palacio Geraldini del Borgo en 1476, y probablemente fue a raíz de esto que Pier Matteo fuera llamado a Roma para decorar el techo de la recién reconstruida capilla.

Un dibujo (siglo XVI) del techo, que ahora se encuentra en la Galería Uffizi de Florencia, muestra que los frescos representaban un cielo estrellado y los registra como obra de Pier Matteo d' Amelia. 


También registra que Miguel Ángel los reemplazó posteriormente entre 1508 y 1512. 


Los frescos de Pier Matteo debieron de ser ejecutados poco antes de que comenzaran las obras de decoración de las paredes de la capilla en 1481.


sábado

Hombres blandos

La mujer de la cabeza de piedra siempre se relacionaba con hombres blandos. 


Hombres de actitudes timoratas, pensamientos cautelosos y manos suaves.

viernes

Ideas sueltas (Cabeza de piedra)

Era frecuente que en primavera o si visitaba lugares húmedos aparecieran en la parte posterior de su cabeza pequeños insectos, arañas y caracolillos graciosos que se podían confundir con ideas sueltas o cabellos rebeldes.







*Pueden encontrar estos pensamientos en estudios de entomología y en manuales de peluquería.

jueves

Las nubes que cruzan el cielo

No es tan difícil, como pueda parecer, para la mujer de la cabeza de piedra dejar volar su imaginación. 

Con las nubes que cruzan el cielo, por ejemplo, es capaz de imaginar barcos de vela, castillos hinchables, tigres fieros y leones poderosos. 

No puede, eso sí, recrear ni gatos ni ositos de peluche.

miércoles

La alegría de von Biberach (II)

Vivo y no sé cuánto tiempo,
moriré y no sé cuándo,
voy y no sé dónde,
me pregunto si soy feliz.


Martinus von Biberach 

viernes

La alegría de Von Biberach

Sobrevivimos milagrosamente a causa de circunstancias azarosas. 


Tanto como la foto que me mostró hace dos días mi hermana de una fiesta en un pueblo catalán donde se reunieron dos familias a causa de una boda. Allí se conocieron mis abuelos maternos. Si no se hubiera dado esta fiesta, yo no existiría. 


Surgimos absurdamente y si seguimos con vida es porque o no hemos conseguido quitárnosla, o porque no nos la han quitado o porque hemos logrado encontrar la alegría de Von Biberach o de Kafka.


Enrique Vila-Matas: Soy el que se desconoce por Fernando del Val